
El hallazgo de una ballena muerta en la Costanera Norte de la Ciudad de Buenos Aires volvió a conmocionar a vecinos y expertos en el cuidado ambiental. El hecho ocurrió el lunes por la noche, cuando un grupo de pescadores divisó el cuerpo sin vida del animal flotando cerca de la costa, en las inmediaciones del Parque de la Memoria y Tierra Santa. De inmediato, dieron aviso a la Prefectura Naval y a la Fundación Cethus, organización que se dedica desde hace décadas al estudio y la protección de los mamíferos marinos en la Argentina.
Se trataba de un ejemplar joven de la especie ballena sei, de unos seis metros de largo y con claras señales de descomposición, lo que indica que llevaba varios días muerto antes de ser descubierto. Este nuevo hallazgo sorprendió por ser el segundo caso en apenas una semana: días antes, otro cetáceo de la misma especie y características similares apareció encallado y en avanzado estado de descomposición en las costas de Vicente López, al norte del conurbano bonaerense.
La aparición consecutiva de estos animales encendió rápidamente las alarmas, no solo por la rareza de la presencia de la ballena sei en aguas del Río de la Plata, sino también por el misterio que rodea las causas de muerte de ambos ejemplares. Si bien los especialistas explicaron que durante la migración son frecuentes los avistajes de individuos solitarios o pequeños grupos, es muy poco común que estos cetáceos terminen varando y muriendo tan cerca del área urbana. Desde Greenpeace manifestaron su preocupación y recordaron que estos grandes mamíferos son indicadores clave del estado de salud de los océanos y de los cursos de agua por los que migran.
El operativo para retirar a la ballena muerta fue complejo y necesitó la intervención de personal especializado, quienes realizaron las maniobras necesarias para remolcar el cuerpo mar adentro y así evitar riesgos sanitarios para la población local. Las autoridades estiman que si los restos permanecen demasiado tiempo en la costa pueden convertirse en focos de bacterias o de contaminación. Por este motivo, la Prefectura Naval dispuso un perímetro de seguridad y solicitó no acercarse al lugar hasta concluir las tareas de despeje.
Hasta el momento, no hay un diagnóstico concreto sobre las causas del fallecimiento de estos dos ejemplares y los especialistas ya trabajan en la recolección de muestras para las necropsias correspondientes. Se barajan diversas hipótesis, como enfermedades, contaminación, o algún tipo de interferencia humana. Los expertos coincidieron en que es necesario monitorear de cerca la aparición de nuevos casos y mantener la atención sobre la salud ambiental de la región, especialmente en un contexto de creciente presión sobre los ecosistemas por la contaminación, la pesca intensiva y el tráfico marítimo.