La Libertad Avanza (LLA) logró una victoria arrolladora en las elecciones legislativas bonaerenses de 2025, pintando de violeta casi la totalidad del mapa provincial y consolidando su predominio en 99 de los 135 distritos. Este giro histórico en la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión del peronismo, se refleja en los porcentajes finales: LLA alcanzó el 41,45% de los votos, mientras que Fuerza Patria, la fuerza peronista, quedó en segundo lugar con el 40,91%.
En los distritos del interior bonaerense, el avance libertario fue aún más contundente, logrando imponerse en ciudades medianas y pequeñas que en comicios anteriores habían optado por otras variantes políticas. La tendencia no solo se consolidó fuera del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), sino que también conquistó varios municipios del conurbano, una región históricamente adversa para los partidos liberales. Sin embargo, Fuerza Patria logró retener sus bastiones tradicionalmente fuertes en el sur del Gran Buenos Aires, especialmente en segmentos clave como La Matanza, Lomas de Zamora y Quilmes.
Diego Santilli, referente de LLA en la provincia, celebró la hazaña electoral en redes sociales, destacando el “tremendo apoyo al proyecto del Presidente Milei” y subrayando que “La Libertad Avanza y la Argentina no retrocede”. El oficialismo nacional, fortalecido por esta victoria, podrá impulsar con mayor contundencia las reformas propuestas en el Congreso y su bloque sumará un número significativo de bancas en ambas cámaras.
El escrutinio también expuso las diferencias territoriales. En las secciones electorales del interior —Quinta y Sexta—, LLA superó al peronismo con márgenes superiores al 41%. Por el contrario, en las secciones más populosas del Conurbano, Fuerza Patria mantuvo la mayoría, aunque vio recortada la distancia que lo separaba de LLA. Los barrios más acomodados y los municipios rurales consolidaron la ola violeta, demostrando la expansión territorial del espacio libertario.
Este resultado marca un antes y un después en la política bonaerense y nacional: por primera vez en décadas, el tablero electoral muestra una fragmentación donde las fuerzas tradicionales pierden terreno frente a una alianza liberal que, con propuestas de cambio y una fuerte impronta de liderazgo presidencial, consiguió lo que parecía improbable. Buenos Aires se transformó en el motor de un nuevo ciclo político que promete disputas intensas hacia el futuro y una redefinición de las prioridades legislativas a nivel nacional.