El gobierno bonaerense aceleró los pasos administrativos para poder poner en marcha el quinto tramo del Plan Maestro del Río Salado y, al mismo tiempo, subió la presión política sobre la Casa Rosada. Mientras buena parte de la cuenca sigue bajo agua por las inundaciones, la Provincia ya obtuvo la aprobación ambiental clave para avanzar con el nuevo segmento de obra, pero choca con una traba central: la Nación todavía no termina el tramo anterior y eso mantiene «congelado» el financiamiento internacional necesario para empezar los trabajos.
Mediante la Resolución 569/25, la Subsecretaría de Control y Fiscalización Ambiental declaró «ambientalmente apto» el proyecto de Adecuación del cauce del Río Salado – Tramo V. Con ese visto bueno técnico, el paquete de obras está listo para arrancar desde el punto de vista provincial. Sin embargo, el desembolso de un crédito cercano a los 100 millones de dólares quedó en suspenso hasta que se concluya la etapa previa del plan. El financiamiento depende de un organismo internacional que, según admiten en La Plata, condiciona el desembolso a que se resuelvan las demoras en el tramo 4.2, hoy bajo la órbita del Gobierno nacional.
El ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, fue el encargado de blanquear el problema en una conferencia de prensa realizada en 25 de Mayo, uno de los distritos donde el Plan Maestro del Salado quedó paralizado. «Tenemos el financiamiento acordado de la etapa V, pero el banco internacional nos está objetando el tema de la etapa 4.2», explicó el funcionario, que apuntó de manera directa a la responsabilidad de la Nación en la parálisis. Rodríguez agregó que, «hace poquitas semanas», desde el gobierno central aseguraron que retomarían las obras y que podrían estar terminadas en el plazo de un año, una promesa que en Provincia miran con cautela mientras la emergencia hídrica golpea a los productores.
Detrás de la pulseada administrativa y política hay un tramo estratégico del río: unos 100 kilómetros de cauce entre Junín y Alberti, atravesando también los partidos de Chacabuco y Bragado. En ese trayecto se ubican nueve puentes y seis lagunas que forman parte del esquema integral del proyecto. La lógica hidráulica del plan obliga a pensar la obra como un sistema continuo: no sirve dragar un sector si el agua no puede escurrir correctamente hacia el siguiente. Por eso, en el gobierno de Axel Kicillof insisten en que la falta de definición nacional sobre el tramo 4.2 no solo frena la llegada del crédito, sino que además limita la eficacia del resto de las inversiones ya realizadas aguas arriba y aguas abajo.
La quinta etapa de dragado y adecuación del Río Salado apunta a ampliar de manera significativa la capacidad de conducción del cauce. El proyecto oficial prevé la ampliación de la sección hidráulica, la modificación de la pendiente y el incremento de la profundidad del río, con el objetivo de eliminar “constricciones y altos fondos” que hoy funcionan como cuellos de botella frente a lluvias intensas. En paralelo, se plantea la adecuación de los puentes carreteros y ferroviarios existentes, para que la infraestructura acompañe el nuevo perfil del cauce, y una intervención específica sobre la obra de regulación en el actual cierre de la Laguna de Rocha, además de tareas accesorias. Según las estimaciones técnicas, la ejecución demandará alrededor de 730 días de trabajo una vez que se destrabe el financiamiento y se pueda iniciar el cronograma en el terreno.