
El consumo masivo en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) sufrió en junio de 2025 su retroceso más pronunciado desde la pandemia, de acuerdo a los recientes relevamientos de consultoras del sector. Tras tres meses consecutivos de alzas, los datos muestran que el consumo cayó un 0,8% interanual el mes pasado, revirtiendo la tendencia positiva que se había registrado en los meses previos. Esta caída encendió las alarmas entre el sector comercial y analistas que ven una profundización en las dificultades de los hogares para mantener su nivel de consumo.
El informe elaborado por Scentia revela que las categorías más golpeadas fueron las de bebidas alcohólicas y no alcohólicas, con bajas del 15,1% y 8,6% respectivamente, seguidas por productos de higiene y cosmética, que retrocedieron un 4,7% interanual. Este comportamiento pone en evidencia una reorientación del gasto de las familias, que priorizan bienes esenciales y relegan consumos considerados prescindibles, señal de la erosión del poder adquisitivo familiar ante una inflación que, si bien desaceleró, aún condiciona el bolsillo.
El panorama no es uniforme: mientras el canal de supermercados y mayoristas reflejó las mayores caídas, el comercio electrónico mostró un crecimiento destacado; las ventas online aumentaron un 14,6% interanual, reflejando la consolidación de los hábitos digitales que se afianzaron durante la pandemia. Sin embargo, este dinamismo no logró compensar la caída de los canales tradicionales, cuyas ventas descendieron por el ajuste forzado en los hogares y la falta de recuperación de los salarios reales.
Las estadísticas también muestran que el estancamiento del consumo no se explica sólo por los precios: el incremento de la desocupación y el crecimiento de la pobreza, que afecta al 38,1% de la población, agravan la situación. El poder de compra sigue limitado; aunque la inflación anual al primer semestre fue del 39,4%, las remuneraciones no lograron equiparar el alza de los precios, lo cual dejó a una parte significativa de los argentinos fuera del consumo básico.
Analistas del sector no descartan nuevos ajustes a futuro. Si bien el consumo masivo había dado señales de recuperación en el inicio de 2025, la persistente fragmentación de la mejora con algunas categorías recuperando terreno y otras profundamente afectadas evidencia que la reactivación es aún muy frágil y dispar. El desafío de fondo persiste: recuperar la confianza del consumidor y el poder de compra para evitar que se consolide la tendencia recesiva en el corazón económico del país.