
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ha marcado un hito en la aviación al poner en marcha el primer avión eléctrico de Latinoamérica, destacando la innovación tecnológica y el potencial futuro de este avance.
La Universidad Nacional de La Plata (UNLP) ha logrado un avance histórico en la aviación con la puesta en marcha del primer avión eléctrico de Latinoamérica. Este proyecto pionero fue presentado recientemente, y su desarrollo representa un hito significativo para la tecnología y la industria aeronáutica de la región. Guillermo Garaventa, uno de los responsables del proyecto, compartió detalles sobre los beneficios potenciales de este innovador vehículo y el estado actual del desarrollo durante una entrevista en La Cielo.
El avión eléctrico, fruto del esfuerzo conjunto de investigadores y estudiantes de la UNLP, tiene como objetivo principal validar tecnologías que permitan futuras aplicaciones prácticas, como vuelos de instrucción. Garaventa destacó que este modelo busca establecer un «modelo tecnológico» que pueda ser adaptado y utilizado en escenarios reales. «Es un avión de dos plazas, equipado con un motor eléctrico de 23 kg y 107 caballos de fuerza, adaptado con baterías de litio distribuidas para optimizar su centro de gravedad», explicó el especialista.
El reciente testeo de los componentes del avión fue un paso crucial en el proceso de desarrollo. Según Garaventa, este ensayo permitió evaluar la funcionalidad operativa del motor y las baterías, así como las temperaturas durante un despegue simulado. «Hicimos todas las pruebas con un éxito extraordinario», aseguró, subrayando que, aunque algunos componentes fueron adquiridos en el exterior, la mayoría del desarrollo se realizó localmente en La Plata.
Este avance coloca a Argentina como el segundo país en América, después de Estados Unidos, en desarrollar aviones eléctricos, y uno de los pocos en el mundo que cuenta con esta tecnología. Garaventa enfatizó la relevancia global de este logro: «Somos los primeros en Latinoamérica y estamos entre los diez países que pueden desarrollar esta tecnología». Este hecho resalta la capacidad y el talento del sistema científico argentino, a pesar de los desafíos financieros que enfrenta actualmente.
Garaventa aprovechó la ocasión para reflexionar sobre la situación del financiamiento para la ciencia en Argentina. «Este año los financiamientos están absolutamente estrangulados, y proyectos como este podrían ser de los últimos si no tomamos conciencia de la importancia del desarrollo científico para la soberanía del país», advirtió. Esta declaración subraya la necesidad urgente de apoyar y promover la ciencia y la tecnología como pilares fundamentales para el progreso y la independencia nacional.