
En un insólito y audaz incidente ocurrido en San Martín, un detenido de 35 años se fugó manejando un patrullero tras aprovechar un descuido de los policías que lo trasladaban. Este hecho inédito se produjo cuando los efectivos se vieron obligados a perseguir a otro recluso que intentaba escapar corriendo.
El suceso tuvo lugar este jueves al mediodía, cuando un patrullero trasladaba a dos presos desde una comisaría a la Alcaidía Departamental de San Martín, ubicada en el Camino del Buen Ayre y De Benedetis. Al llegar a la alcaidía, uno de los policías descendió del vehículo para presentar la documentación pertinente. Fue en ese momento que uno de los detenidos aprovechó la oportunidad para bajarse del móvil y empezar a correr.
El conductor del patrullero también descendió rápidamente para perseguir al recluso en fuga. Con la ayuda de agentes penitenciarios, lograron reducir y recapturar al detenido que había salido corriendo. Sin embargo, mientras esto ocurría, el otro recluso que permanecía en el patrullero tomó el volante del vehículo oficial y se dio a la fuga.
Inmediatamente se lanzó un operativo cerrojo y se emitió una alerta radial a todos los policías de la zona. A los pocos minutos, el patrullero fue localizado estacionado en la esquina de Mendoza y San Felipe, pero el recluso que lo había conducido había desaparecido.
El detenido fugado fue identificado como Marcelo Álvarez, de 35 años, quien cuenta con antecedentes penales. Las autoridades han desplegado un intenso operativo de búsqueda para dar con su paradero.
La Unidad Funcional de Instrucción (UFI) en turno ha tomado intervención en el caso. Además, la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires ha iniciado un sumario administrativo para investigar el accionar de los efectivos policiales involucrados en el traslado. Se busca determinar si se respetaron las medidas de seguridad pertinentes, ya que si el prófugo estaba esposado, no debería haber podido conducir el patrullero.
Este episodio destaca la necesidad de revisar y reforzar los protocolos de seguridad en los traslados de detenidos para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La fuga de Álvarez no solo pone en evidencia una grave falla en la custodia policial, sino que también plantea interrogantes sobre la eficacia de los procedimientos actuales en el manejo de reclusos.