Axel Kicillof afronta el cierre de una campaña electoral clave desplegando una intensa agenda en el Conurbano bonaerense, en una jornada marcada por la inminente veda electoral. El gobernador bonaerense estructura sus últimas actividades en distritos estratégicos, comenzando la mañana en Almirante Brown, donde, junto al intendente Mariano Cascallares, recorre la reciente sede de un sindicato construida en la zona, reforzando su vínculo con el movimiento obrero local. Esta parada inicial deja en claro la apuesta de Kicillof por sostener el protagonismo en las arterias industriales del territorio bonaerense, apelando al respaldo gremial en un contexto nacional de fuerte polarización.
Hacia el mediodía, la agenda lo traslada a la Escuela de Policía Juan Vucetich, donde encabeza el acto de egreso de efectivos del Grupo Halcón y supervisa la presentación del nuevo armamento asignado a las Fuerzas de Operaciones Especiales. Allí también se inauguran obras en el establecimiento educativo-policial, en sintonía con la narrativa oficialista de profundizar políticas de seguridad, una de las demandas recurrentes en el conurbano. Acompañado por autoridades policiales y funcionarios locales, Kicillof busca así exhibir gestión y cercanía con las fuerzas de seguridad en uno de los bastiones electorales más disputados.
El cierre del raid de actividades encuentra al mandatario provincial y candidato de Fuerza Patria, Jorge Taiana, en el partido de San Martín, donde los esperan el intendente Fernando Moreira y el ministro Gabriel Katopodis. El acto, realizado en la Universidad Nacional de San Martín, reúne a jubilados, empresarios pymes, universitarios y trabajadores, configurando una postal de diversidad social y territorial que el oficialismo pretende representar. En este contexto, el mensaje es claro: se trata de “sumar fuerzas” para frenar el avance opositor, particularmente ante el crecimiento de La Libertad Avanza.
Lejos de los grandes actos multitudinarios del pasado, el oficialismo bonaerense apostó por una serie de encuentros temáticos y sectorizados en simultáneo, descartando la unificación de los distintos espacios del peronismo en un solo evento, aunque el seguimiento de los resultados se hará desde un único búnker en La Plata, el hotel Grand Brizo, escenario de la anterior victoria provincial. Esta modalidad, según interpretan en el entorno de Kicillof, apunta a preservar la mística de cercanía y territorialidad, priorizando el contacto directo con los sectores sociales más golpeados por la crisis.
El gobernador, que no es candidato directo en esta elección intermedia, intensificó una campaña de fuerte tono opositor al Gobierno nacional, defendiendo el rol del Estado provincial en áreas clave como salud y educación. «Hay que votar a los candidatos que no le mienten a nuestro pueblo», reiteró Kicillof en cada acto, apelando a la movilización del electorado tradicional del peronismo. Así, el mandatario busca consolidar su liderazgo como referente natural del PJ bonaerense, de cara no solo al cierre inmediato de campaña, sino también a las discusiones internas que se abrirán en el partido tras los comicios.
En definitiva, el sprint final de Axel Kicillof y su espacio refleja la tensión de una campaña signada por el desgaste nacional, el crecimiento libertario y la necesidad de revalidar la gestión propia, en un territorio que siempre resulta decisivo para la política argentina.