
En una jornada marcada por la tensión y la masividad, los trabajadores del Hospital Garrahan encabezaron este jueves una nueva Marcha Federal en defensa de la salud pública, acompañados por una extensa red de organizaciones sindicales, sociales, estudiantiles y de derechos humanos. La movilización, que partió desde el Congreso Nacional hacia Plaza de Mayo, se desarrolló en el marco de un paro de 24 horas que solo mantuvo la atención en guardias y pacientes internados, dejando en evidencia la profundidad del conflicto que enfrenta a las y los profesionales con el gobierno nacional.
El reclamo de los trabajadores se centra, principalmente, en la exigencia de una recomposición salarial urgente. Solicitan un salario inicial de 1,8 millones de pesos, argumentando que los actuales sueldos han quedado muy por debajo de la canasta familiar y que la pérdida de poder adquisitivo es insostenible. Esta situación se ve reflejada en el alto número de renuncias: en los últimos meses, el hospital perdió más de 200 profesionales, lo que agudiza la crisis sanitaria al reducir turnos, recortar el expendio de medicamentos e impactar directamente en la atención pediátrica, insigne misión del Garrahan.
Además, la movilización rechazó la precarización del nuevo régimen de residencias, que desde el comienzo de la gestión de Javier Milei ha experimentado cambios que vulneran los derechos de quienes están en formación. Representantes de los residentes exigen mejores condiciones laborales y salariales, así como estabilidad y reconocimiento profesional. “El gobierno ha atacado a las residencias y descalificó a los profesionales en formación”, denunció Alejandro Lipcovich, secretario general de la Junta Interna del hospital, mientras diversas agrupaciones denunciaban el vaciamiento sistemático de la principal institución pediátrica del país.
Otro de los puntos que unificó el reclamo fue el pedido de tratamiento y sanción de la ley de emergencia pediátrica, actualmente en debate en el Congreso. Esta normativa es vista como urgente para frenar el deterioro del sistema y garantizar recursos mínimos que permitan sostener la labor cotidiana. Asimismo, los manifestantes repudiaron el reciente nombramiento de Mariano Pirozzo como director médico, señalando que no posee formación en pediatría y que antecedentes de despidos masivos en otros hospitales anticipan una gestión conflictiva.
El apoyo a la marcha fue amplio y transversal. El Frente por la Soberanía, el Trabajo Digno y los Salarios Justos, que agrupa a sindicatos de la CGT y las dos CTA, se sumó a la convocatoria, calificando el ajuste del Gobierno como “criminal” por sus recortes en áreas sensibles como salud, educación y transporte. Organizaciones de izquierda y colectivos de pacientes también acompañaron la movilización, que concluyó con la lectura de un documento en Plaza de Mayo exigiendo la apertura inmediata de canales de diálogo y el fin de las políticas de ajuste. En palabras de Mercedes Méndez, licenciada en Enfermería, la ausencia de interlocutores oficiales agrava el conflicto: “No hay voluntad política para resolver este conflicto. Las veces que fuimos a la Secretaría de Trabajo, ni siquiera se presentaron”.
Mientras tanto, dentro y fuera del hospital, la incertidumbre y el cansancio se hacen sentir. Trabajadores y pacientes, así como familias y la comunidad en general, temen que la situación se profundice si no hay respuestas concretas. “El Garrahan se ha transformado en el canal de un reclamo popular, porque hay una deuda de gratitud con esta institución”, expresó Lipcovich, sintetizando el sentir de quienes ven en el hospital no solo un centro de salud, sino un símbolo de la salud pública argentina.